Foto: Arantxa Boyero Lirón

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Museo Museo Cerralbo
Inventario VH 0401
Clasificación Genérica Escultura de bulto redondo
Objeto/Documento Estatua
Autor/a Anónimo
Título Palas Atenea
Materia/Soporte Escultura: Mármol
Pedestal: Caliza
Técnica Tallado
Dimensiones Altura = 138 cm; Anchura = 59 cm; Profundidad = 35 cm
Descripción Escultura de bulto redondo en mármol blanco de una figura de cuerpo entero de género no identificado. Presenta un estado de conservación deteriorado y, actualmente, le faltan los dos antebrazos y las extremidades inferiores desde las rodillas. Porta un casco con penacho del cual le sobresale una coleta que cae sobre su espalda. Viste indumentaria militar, con una túnica que cubre su cuerpo hasta la zona de las rodillas, donde la tela se abre hacia los lados, y, por encima, una coraza y un faldellín militar. La coraza presenta un simple motivo ornamental basado en dos espirales que subrayan el pectoral de la figura, flanqueados por lo que parece ser una cabeza de pequeño tamaño muy deteriorada. Este mismo motivo en espiral está presente a ambos lados de su casco. Su cintura se encuentra ceñida por un cinturón que se anuda en la parte central de la misma. Sus hombros están cubiertos por hombreras, también de índole militar, y una capa cae sobre su espalda.

La escultura se sustenta sobre un capitel corintio, también de mármol, con número de inventario VH 0406 y este, a su vez, sobre un pedestal de piedra caliza.
Iconografia Palas Atenea
Datación 1801=1900
Contexto Cultural/Estilo Neoclasicismo
Edad Contemporánea
Clasificación Razonada Escultura paradigmática del Neoclasicismo, una de las principales corrientes artísticas del arte europeo del siglo XIX que, en términos generales, se basaba en la voluntad de devolver al arte la esencia de lo puro, en respuesta, sobre todo, al período Rococó y Barroco. Esta esencia, representante de lo Ideal y de la Belleza en su forma absoluta, sólo habría sido alcanzada en el período clásico griego y, por tanto, este se concibe desde ese momento como el canon a seguir por los artistas e intelectuales europeos. No obstante, muchas de las teorías que surgieron en este período, si bien han sido fundamentales en la construcción de la ciencia académica de la historiografía del arte, erraron en la interpretación de la Antigüedad y establecieron algunos modelos que actualmente se han considerado imprecisos, siendo uno de los ejemplos más conocidos el debate en torno a la policromía de la estatuaria antigua.

Por otro lado, el Neoclasicismo trajo consigo el auge de la mitología clásica en las representaciones artísticas, en detrimento de la temática religiosa imperante durante los siglos anteriores. Por consiguiente, la escultura neoclásica, mediante la copia de modelos antiguos, buscaba la representación del Ideal clásico definido, entre otros, por J. J. Winckelmann. Con tal fin, el mármol se convierte en la materia por excelencia y es trabajado, erróneamente -como ya se ha mencionado-, siempre con ausencia de color. Estas esculturas se colocaban normalmente en espacios de exhibición pública, puesto que eran concebidas como elementos de prestigio y de intelectualidad.

Ahora bien, aunque la escultura del Museo Cerralbo, actualmente ubicada en el jardín del palacio, responde a todas estas características, presenta una particularidad que debe ser referenciada. Ello se debe a que plantea la posibilidad de ser identificada con dos divinidades diferentes del panteón olímpico grecorromano: Palas Atenea-Minerva y Ares-Marte. En primer lugar, resulta evidente que la divinidad responde al culto militar, puesto que su indumentaria es, de forma inequívoca, un uniforme militar que se corresponde con tipos grecorromanos. Por consiguiente, por un lado, sería coherente que la figura ante la que nos encontramos fuera Atenea, debido a que el relieve ornamental de la coraza no sólo remarca los pechos de la figura, sino que la cabeza que se encuentra en el centro de esta podría ser leída como una Medusa y la coraza, por tanto, como la Égida, atributo principal de Palas Atenea. Además, la disposición de su casco colocado por encima de su cabeza de tal manera que no llega a cubrir su rostro es más común en las representaciones de Atenea. Sin embargo, por otro lado, cabe destacar que la protuberancia del relieve de los pechos es considerablemente baja y, por tanto, no permite afirmar que se deba a un intento de subrayar los pechos femeninos de la figura. Además, aunque la Égida es un atributo más común en la construcción iconográfica de Palas, también ha sido encontrada en múltiples representaciones del dios Marte.

En conclusión, pese a que J. Cabré identificara esta figura en el inventario de 1927 como una estatua del dios Marte, actualmente no es posible hacer esta atribución sin especificar las particularidades de una pieza que, probablemente, en su estado original, nos habría dado las claves para su identificación en sus manos y los objetos portados en ellas. Sin embargo, el actual estado de la pieza permite a los historiadores del arte la realización de un ejercicio interesante, arquetipo del estudio de los tipos iconográficos clásicos y su posterior desarrollo, mediante el establecimiento de una interesante dicotomía entre estas dos figuras. Ambos son divinidades vinculadas al mundo de la guerra, pero su culto se diferencia en un matiz fundamental: la razón. El culto de Palas Atenea estaba relacionado más con la estrategia en la batalla, mientras que Marte con la guerra cruenta y sangrienta. En los episodios que han sido narrados por la mitología en los cuales ambos se enfrentaban, siempre salía victoriosa Atenea, representando, por tanto, la primacía de la inteligencia sobre la fuerza bruta, una reflexión, por cierto, que sentó los cimientos de la Ilustración europea, base teórica del movimiento neoclásico.
Catalogación Escudero Rodríguez, Blanca (02/09/2021)
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Foto: Arantxa Boyero Lirón

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