Descripción |
Eugenio Dittborn es el inventor del medio de la «pintura aeropostal» en 1984. Este formato fue una invención pragmática durante la dictadura de Pinochet y consiste en el envío dentro de sobres especialmente concebidos para el transporte aéreo de un trabajo sobre un papel o material flexible. El material se envía plegado y la sala de exposiciones que lo recibe ha de desplegarlo manteniendo los pliegues, que son la huella del recorrido, y exhibiendo también el sobre contenedor, como otra forma -en este caso administrativa, a través de sus sellos de aduanas- de explicar esa movilidad integral al proceso de hacer la obra.
El título "Palotes rojos" se refiere a un gesto básico del dibujar del niño: las marcas paralelas que realizan para aprender a escribir pero también para establecer las correlaciones entre el dibujo y la realidad. El propio Dittborn explica que «todo está sujeto a la palotización». En este caso, con su técnica peculiar que mezcla la fotoserigrafía de materiales apropiados de libros y revistas, así como dibujos propios y textos, la obra explica la recuperación en una montaña de los Andes frente a Santiago de Chile, el Cerro El Plomo, de la momia de un niño indígena de nueve años de edad. El infante había sido sacrificado en el siglo xvi y enterrado a treinta metros de profundidad. Fue encontrado en 1960 por dos arrieros chilenos, para ser vendido a Grete Mostny, entonces directora del Museo de Historia Natural de Santiago. Los palotes sirven, entonces, ante ese relato fragmentado de formas coloniales de traficar con los cuerpos y con la historia, para dar una medida de la realidad del contexto mismo de la producción cultural y de la exhibición como comunicación pública. (Catálogo de la exposición: "Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo. Latinoamérica en las colecciones CA2M y Fundación ARCO").
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