Descripción |
"Lo más interesante es lo que no se fotografía nunca", explicaba Axel Hütte con motivo de su exposición Tierras Extrañas en la Fundación Telefónica de Madrid. Es una forma de entenderlo, porque otros artistas de su generación, como Fischli & Weiss pensaban de su serie Bilder, Ansichten, de finales de los ochenta, que lo más interesante es lo que fotografía todo el mundo. Estas dos concepciones de la fotografía reflejan no solo dos tipos de trabajos casi opuestos, sino dos ideologías muy diferentes que, en el caso de Axel Hütte, bien podría llamarse trans-romántica. No es el único. En los últimos decenios, músicos como Wolfgang Voigt (GAS) o pintores como Anselm Kiefer se han aplicado a retomar el tipo de romanticismo norteño y altamente conceptual de un Caspar David Friedrich, tratando de desbrozarlo de la ganga reaccionaria con que lo cubrió el racismo nacionalista germánico en el siglo XIX. Una tarea compleja y llena de trampas: todo aquello fue prácticamente inutilizado como motivo por el nazismo.
En esta serie de Aranjuez, el estanque no parece el lugar de esparcimiento rococó que todos imaginamos, sino el trasunto de alguna laguna mohosa del bosque de Jasmund, en la Isla de Rügen, donde, según Tácito, se bañaba la diosa Nerthus (Hertha), la Madre Tierra de los germanos. Lo mismo pasa con fotos de las Islas Canarias, Ecuador... Las fotos de Axel Hütte nunca habían sido hechas, pero en cierta forma son siempre la misma foto. Incluso los paisajes neblinosos del cráter de la Herradura en Nuevo México parecen más bien la entrada a un Hades germano, sin árboles, por supuesto. Hütte habla de "atrapar la realidad entre líneas, la que nunca ha sido capturada". La realidad entre líneas que se encuentra en estos fascinantes paisajes es la que trae consigo el fotógrafo.
En su crítica a "Tierras Extrañas", Javier Montes escribía: "Hütte ha enunciado en sus fotografías la idea de que todo paisaje es la creación, sino de un alma, de una mirada individual y sobre todo de otra colectiva: de una cultura del mirar". Esa cultura es la del misterio, la magia, lo recóndito, allí donde el horizonte apenas existe, oculto por la vegetación húmeda, la cultura del bosque primigenio. El espíritu alemán, más allá de la caricaturización tardo-romántica, es algo fundado en siglos de vivencias que lo han ido transformando, pero en el cual el bosque, el árbol, ocupan un lugar tan nuclear como para un mediterráneo el campo abierto, el frutal. La mirada de Hütte es la mirada del Norte. Incluso aunque la enfoque hacia el Sur. (Texto de Kristian Leahy, Catálogo Colección CA2M, 2010).
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