Clasificación Razonada |
Este prótomo de caballo, sin duda una de las obras de más poderosa presencia en la colección, es obra de Alberto Sánchez Aspe, formador largamente vinculado al Museo de Reproducciones Artísticas (MRA), en cuyo taller de vaciados entró a trabajar 1927, con el puesto de «Ayudante de taller con servicios especiales y carácter de policromador». Además, en 1949 fue nombrado «agregado» a la escuela de Bellas Artes de San Fernando -«sin que esta agregación le releve de sus obligaciones en el citado museo»- y desde entonces parece haber desempañado actividad en ambas instituciones. O quizás desde antes, si consideramos que esta copia, como decimos, de su mano, fue regalada al MRA por la Academia en 1944.
Fue elaborado en sustitución de una réplica anterior (CER00773) que había ingresado en el museo en 1899, donada por Sir John Savile.
Procediendo de la Academia de San Fernando, no está claro cuál fue su modelo -parece difícil pensar que fuera la pieza del MRA, toda vez que hubo de ser reemplazada debido a su estado- pero sin duda alguna la réplica de Sánchez, elaborada en molde a la italiana, está muy próxima al prototipo, cuya desbocada potencia consigue transmitir.
El original fue hallado en el curso de unas excavaciones arqueológicas llevadas a cabo entre 1884 y 1890 en el santuario de Iuno Sospita, en la actual ciudad de Lanuvio, a unos 30 km al sureste de Roma. Y formaba parte de un grupo de «cerca de ochenta fragmentos», elaborados en mármol griego (de Paros, según la página web del British Museum) correspondientes a un grupo de estatuas ecuestres, de tamaño ligeramente inferior al natural.
Se reconocen en este conjunto «cuatro torsos equinos, y varios fragmentos correspondientes a otros cuatro caballos, siete torsos de jinetes, todos acéfalos, sin brazos ni piernas, y un fragmento de hombro atribuido a un octavo torso». Estos restos se encuentran en la actualidad dispersos en tres instituciones: el Antiquarium de Lanuvio, el Museo Municipal de Leeds y el Museo Británico, que conserva el original de nuestra réplica.
«La coincidencia entre el número de jinetes y caballos hace pensar que se pudiera tratar de un grupo de ocho estatuas», para Cadario, o «al menos siete figuras» según Ridgway. Descartada completamente la teoría de que uno de los jinetes fuera un auriga, en la actualidad se tiende a ver a un grupo de soldados en la primera fase de un combate a caballo, cuando aún llevan la lanza, aunque alguno empuña espada, y en el que al menos seis de los caballos estaban de manos.
Pero no son los caballos, sino los torsos humanos las piezas que más información aportan, especialmente tres componentes de su atuendo, las corazas, las faldillas con tiras (pteriges) y las sandalias. Los investigadores creen que todos ellos surgieron en torno la s. IV a.e.c. Pero, por una parte, no parecen reproducir de modo exacto los prototipos, y por otra, se encuentran paralelos en cronologías posteriores, lo que, dado el contexto arqueológico indiscutiblemente tardorrepublicano, podría situarnos ante la voluntad de una representación con ciertos rasgos arcaizantes.
A partir de aquí, algunos autores han planteado que este grupo pudiera estar inspirado en el famoso conjunto de la Turma Alexandrii, esto es, el grupo en el que Lisipo había representado a Alejandro Magno junto a los compañeros caídos en la batalla de Granico (334 a.e.c.), y del que el conocido bronce herculanense «Alejandro Magno a caballo» (CER00298) podría ser un reflejo.
Según los estudiosos, el modelo inmediato para este conjunto lanuviano no habría sido el propio grupo lisípeo, sino una copia del mismo -seguramente con menos personajes- que existía en Roma al menos desde el 146 a.e.c., ubicada en el llamado Porticus Metelli, también cerca de un templo dedicado a Juno, como ocurre en Lanuvium.
Teniendo en cuenta los escasos elementos de datación disponibles -el atuendo militar, o el acusado volumen de la musculatura de los equinos, que parece remitir a un momento helenístico muy tardío- se ha propuesto datar este conjunto entre fines del siglo II y primera mitad del I a.e.c. En este contexto, seguramente el momento más favorable para la creación del monumento habría sido el consulado del primer magistrado originario de Lanuvio, L. Licinio Murena, amigo y legado de L. Licinio Lúculo en la guerra contra Mitrídates (74-73 a. C.). A partir de estos datos, Filippo Coarelliy ha propuesto la hipótesis de que el grupo hubiera sido dedicado por Murena para celebrar la victoria sobre Mitrídates, hipótesis que a otros investigadores, como Cadario, les parece razonable.
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