Descripción |
Pintura muy deteriorada y sucia, de indudable gusto popular. Se distingue a Cristo por el suelo, maniatado, vestido y tratando de recoger el manto púrpura tras haber sido flagelado, como revelan los verdugones y llagas de su espalda y el fuste donde fue atado. Éste sigue el modelo de la reliquia conservada en la basílica de Santa Práxedes (Roma), común en esta iconografía desde finales del siglo xvi, a partir del Concilio de Trento (1545-1563).
La imagen guarda alguna semejanza formal con la devota imagen del Cristo del Mayor Dolor de la colegiata de San Sebastián en Antequera (Málaga), figura procesional realizada en 1771 por el escultor Andrés de Carvajal y Campos (Fondón, Almería, 1709-Antequera, 1779).
Típico cuadro de devoción sin ninguna evidencia evangélica, pero que interpela a la conciencia del fiel (obsérvese que Jesús mira con mansedumbre al devoto) por los sufrimientos padecidos para redimir a la humanidad.
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