Descripción |
Figura yacente de un joven que viste armadura, apoya la cabeza sobre un triple cojín de minuciosa labor de bordado, lleva amplio collar de cadena, y mantiene con ambas manos su espada en el centro del pecho. Ha perdido un pierna y la probable alegoría -¿yelmo?, ¿león?, ¿paje?- a los pies.
En el frontal, por simetría con lo conservado, dos niños -putti-, flanqueado cada uno por un elegante roleo, sostienen el escudo cuya mitad intacta presenta las hojas de higuera de los Figueroa.
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Clasificación Razonada |
Esta tumba se preparó en la antigua iglesia -convertida en vivienda, hace décadas- del castillo de la dehesa de Serranos de la Torre, en Zapardiel de la Cañada, construido por el señor del lugar Pedro de Barrientos, en el siglo XV.
Es obra de Vasco de la Zarza (14??-1524), importante escultor del Renacimiento abulense, encargada probablemente por el mismo Pedro de Barrientos para su sobrino Bernardino, quien no la llegó a ocupar, por causas desconocidas. El monumento funerario estaba en el primer arcosolio de la capilla, que también fue decorado con relieves de yeso: casetones de rosetas en el arco, motivos pompeyanos en las jambas y, acaso en el frente, un nicho de la Virgen con Niño. Bajo el arco, el sepulcro del Caballero en alabastro, la figura yacente y el frontal heráldico. Todo con una esmerada talla de gran valor artístico.
El difunto es un joven que viste armadura, apoya la cabeza sobre un triple cojín de minuciosa labor de bordado, lleva amplio collar de cadena, y mantiene con ambas manos su espada en el centro del pecho. Ha perdido un pierna y la probable alegoría -¿yelmo?, ¿león?, ¿paje?- a los pies. Como imagen es muy semejante, casi clónica, a la de Don Iñigo López Carrillo de Mendoza en la capilla de San Ildefonso de la catedral de Toledo, también de Vasco de la Zarza. En el frontal, por simetría con lo conservado, dos niños -putti-, flanqueado cada uno por un elegante roleo, sostienen el escudo cuya mitad intacta presenta las hojas de higuera de los Figueroa, un apellido que está en la base del linaje Barrientos.
Hacia 1970, los antiguos dueños de la dehesa deshicieron la tumba -vacía- dejando sólo en la antigua capilla el bloque del Caballero, hasta las rodillas, como escultura decorativa; el resto se guardó en un cobertizo. Después, el propietario actual del castillo, D. Antonio Vaquero, consciente de la trascendencia del monumento, lo depositó en el Museo, en 1997, donde se ha recompuesto con todos los fragmentos recuperados en el antiguo
cobertizo y entre las tierras.
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