Foto: Museo Nacional de Escultura

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Museo Museo Nacional de Escultura
Inventario CE0884
Clasificación Genérica Pintura
Objeto/Documento Cuadro
Autor/a Cárdenas, Bartolomé (Lugar de nacimiento: Portugal, 1575 - Lugar de defunción: Comunidad de Madrid, 26/04/1628)
Título Disputa de Santo Domingo con los Albigenses
Materia/Soporte Lienzo
Técnica Pintura al óleo
Dimensiones Altura = 233,50 cm; Anchura = 426 cm
Descripción Este lienzo, junto con el CE1680, formó parte de una serie destinada a ilustrar el claustro del convento de San Pablo, de Valladolid, donde se colocaría entre el zócalo de azulejos y otra hilera de lienzos semicirculares con efigies de mártires dominicos. Fue un encargo hecho a Bartolomé de Cárdenas por el Duque de Lerma, patrono del convento.
La escena representada corresponde a un episodio de la cruzada que sostuvo Santo Domingo contra los herejes albigenses, cuya conversión buscaba a través de sus prédicas. En este caso, situado en Fanjeaux, el santo recurre a la intervención divina para validar su argumentación, sometiendo a la prueba del fuego un libro de los pensadores heréticos, que arde por completo, y otro suyo milagrosamente elevado sobre las llamas. La composición busca la claridad narrativa para facilitar la adecuada comprensión del hecho y su significado: la misión de los dominicos como defensores de la ortodoxia de la fe católica.
Los dos grupos protagonistas, bien diferenciados, se disponen a ambos lados de la hoguera, instrumento del prodigio, mientras que en las ventanas se agolpan los observadores curiosos.
El personaje situado junto a Santo Domingo, se singulariza, no sólo por su lujoso atuendo y su rostro con la concreción del retrato, sino porque dirige su mirada al espectador para señalarle el fuego revelador, asumiendo así un cierto protagonismo que llevó a identificarle como el Duque Lerma, aunque nada respalda esta posibilidad.
Iconografia Santo Domingo de Guzmán y la prueba del fuego contra los albigenses
Inscripciones/Leyendas En una cartela en el centro de la parte inferior
Disputa Sto. Domingo. co^ los Herejes Albigenses y autoriça Dios su doctrina co...se que
Datación 1610[ca]-1615[ca]
Contexto Cultural/Estilo Barroco español
Lugar de Procedencia Convento de San Pablo (Dominicos), Valladolid (m)(Valladolid Centro, Valladolid (p))
Lugar Específico/Yacimiento Convento de San Pablo (Dominicos)
Clasificación Razonada En 1610, viviendo Bartolomé Cárdenas en Madrid, se comprometió con el duque de Lerma a trasladarse a Valladolid para pintar una serie de lienzos destinados a decorar el claustro del convento de San Pablo del que el valido era patrono. Adosado a la nave del evangelio de su iglesia, el claustro poseía una decoración de azulejería en sus paredes a manera de zócalo o friso alto sobre la que se colgaron veintitrés lienzos, de proporciones apaisadas a juzgar por los dos únicos supervivientes de la serie (Museo Nacional de Escultura), dedicados a narrar la vida de Santo Domingo de Guzmán, sobremontados de otros veintiséis lienzos semicirculares, con representación de mártires dominicos coronados por ángeles portando palmas.
La hechura de cada lienzo la concertó el artista en 70 ducados pero, dadas las dimensiones superiores que se determinaron, se produjo una demasía considerable sobre la estimación inicial, que fue calculada por Cárdenas en 400 ducados, "y aun con ellos no vengo a sanear lo que tengo gastado y vendido de mi hacienda para poner la dicha obra en el estado en que está".
Sus bastidores y marcos correspondientes los fabricaron los reputados ensambladores Melchor de Beya y Francisco Velázquez, con diseño facilitado, el 11 de julio de 1615, por el arquitecto Juan Gómez de Mora, pudiéndose pensar que en esa fecha Cárdenas había concluido su trabajo; no obstante, en 1618, el pintor confesaba que tenía iniciadas para dicho claustro "seis sobrepuertas las cuales por no estar acabadas en perfección" pedía autorización para que las terminara, siguiendo sus propios dibujos, su oficial Cabrera, de quien tenía total satisfacción.
La historia narrada alude a un episodio de la cruzada que mantuvo Santo Domingo (1170-1221) contra los albigenses, con los que entró en contacto en 1203 cuando con el obispo de Osma, don Diego Acevedo, desempeñaba una embajada. Dos años después inició su particular predicación para lograr la conversión de los herejes, contrarios a los sacramentos y a la disciplina eclesiástica, y estando el santo en Fanjeaux para sacar a los herejes de su error, sometió a la prueba del fuego un libro con textos suyos al mismo tiempo que otro de sus adversarios, resultando incólume el del fraile ortodoxo mientras que las llamas consumieron el escrito por los doctores heréticos.
Clavado en una pared se puede ver otro texto con seis conclusiones, y son numerosos los testigos que desde las ventanas de un edificio próximo asisten asombrados al prodigio.
Resuelta la composición de esta pintura con el lenguaje propio de la contrarreforma, con ella se pretende poner de manifiesto la misión de los dominicos en la defensa de la ortodoxia de la fe católica. Los dos grupos, formados por el santo español y sus acompañantes, y el de los herejes albigenses, se disponen en un exterior urbano en cuyo centro se sitúa una hoguera en donde arde el libro de los escritores herejes mientras que, milagrosamente, el de Santo Domingo se eleva por encima de las llamas. La pintura se organiza con gran claridad para que pueda ser comprendida fácilmente y refleja la visión religiosa contemporánea en la función sagrada de las imágenes, estableciéndose una clara diferenciación entre los grupos protagonistas.
La monumentalidad de las figuras posee un porte escurialense pero sobre todo florentino, muy próximo a las obras de su contemporáneo Carducho o a las del círculo toscano de Empofi, Ferrucci, Veli, etc., que conocería bien puesto que habían llegado en gran número al convento de las Descalzas Reales de Valladolid. El artista denota también estar atento a las novedades procedentes del mundo veneciano o genovés por lo que respecta a problemas lumínicos y, curiosamente, sus efectos de iluminación truculenta no se hallan muy alejados de los planteados por Luis Tristán. Su inclinación por el realismo la expresa en los detalles accesorios, en los rostros y en los atuendos de los personajes.
Se ha venido repitiendo que el personaje ricamente ataviado que aparece en este lienzo junto a Santo Domingo representa al duque de Lerma, don Francisco Gómez de Sandoval y Rojas. Sin embargo, no existe prueba documental alguna, e incluso Bosarte, que tan minuciosamente describió el gran lienzo de la Gloria pintado por Cárdenas para el coro del mismo convento y en el que aparecía arrodillado el citado duque, no hizo mención alguna de este otro supuesto retrato. Como, además, su fisonomía tampoco se parece a la que presentan las efigies conocidas del ambicioso valido (Leoni-Arfe, Rubens, Pantoja de la Cruz), habrá que ir buscando otra identificación, porque su rostro demuestra los rasgos concretos de un retrato. Además se puede reparar en que este personaje ni siquiera ostenta la venera de la orden de Santiago que gozaba el de Lerma ni otra distinción que permita reconocerle con claridad, y su collar parece ser más bien fruto de la imaginación del artista. En cambio, si no fue el duque el representado, Cárdenas pudo inspirarse en algún lujoso traje de su patrono como aquel "vestido blanco, que estaba bordado de perlas, que tiene cuerpo de raso blanco, y jubón y calzas deshechas, sin forros, y capa de terciopelo negro bordado y quitadas las perlas y la capa sin forro, que es el que se puso el duque, mi señor, en Burgos el día de los desposorios". Buscando una hipótesis para su identificación, cabe señalar que el dominico Santiago de la Vorágine, en su Leyenda Dorada, escrita hacia 1264, incluye en la vida de Santo Domingo la historia de la ordalía del fuego extrayéndola de las Gestas del conde Simón de Monfort, personaje que, junto con otros participantes en la cruzada predicada por Inocencio III para combatir la herejía albigense, hizo numerosas donaciones a las iglesias de Fanjeaux y Prulla, primeros establecimientos dominicos. Es cierto que el personaje está vestido de acuerdo con la época del pintor, pero también lo están los albigenses, ataviados con manteos y tocados contemporáneos, y el desconocido caballero está indicando con su mano la historia narrada expresando cierto protagonismo en la defensa de la fe.
Es esta una composición iconográfica que ya aparece representada en un bajorrelieve de fray Guglielmo de Pisa para la tumba del santo (1267, Bolonia, Santo Domingo ), sin embargo, su esquema compositivo más aproximado es el que ofrece una pintura original de Bartolomeo Passerotti (1529-1592), conservada en la Pinacoteca Nacional de Bolonia, realizada por el artista hacia 1580 con destino al altar de la capilla que la compañía de Santo Domingo poseía en el pórtico de su iglesia en aquella ciudad italiana. Sin embargo, en esta ocasión no aparece claramente identificable ningún caballero noble, mientras que la gloria celestial y las arquitecturas de fondo ocupan una gran presencia.
Bibliografía DÍAZ YÁÑEZ, Marta. Disputa de Santo Domingo y los albigenses ante el duque de Lerma. El mundo que vivió Cervantes. Madrid (m): 2005. p. 496.

FERNÁNDEZ DEL HOYO, María Antonia. Los patronatos del Duque de Lerma en Valladolid. En: URREA FERNÁNDEZ, Jesús. Arte y Mecenazgo. Valladolid (m): 2002. pp. 273-296.

NIETO GALLO, Gratiniano. Valladolid. Barcelona (m): 1964. p. 156.

PALOMARES IBÁÑEZ, Jesús María. XI. El Duque de Lerma y el Convento de San Pablo. El Convento de San Pablo. Aportaciones histórico-artísticas del pasado de un convento vallisoletano. Valladolid (m): 2023. pp. 95-167.

PAYO HERNANZ, René Jesús; CALVO O.P., Fray Iván; RUIZ CARCEDO, Juan. Santo Domingo de Guzmán: los orígenes de un santo universal. Burgos (m): 2021. pp. 104-105.

URREA FERNÁNDEZ, Jesús. Disputa de Santo Domingo con los albigenses. Pintura del Museo Nacional de Escultura. Siglos XV al XVIII (I). Madrid (m): 2001. pp. 129-132.

VILLA GONZÁLEZ, Ángel. Disputa de Santo Domingo con los Albigenses o Prueba de Fuego. En: MUSEO NACIONAL DE ESCULTURA; PATIO HERRERIANO, MUSEO DE ARTE CONTEMPORÁNEO ESPAÑOL. Figuras de la exclusión. Valladolid (m): 2011. pp. 74-75.
Catalogación Urrea Fernández, Jesús
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