Foto: Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC)

:: Ampliar Imagen ::

Museo Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria
Inventario CE001123
Clasificación Genérica EPIGRAFÍA Y MONUMENTOS PÉTREOS
Objeto/Documento Estela
Tipología/Estado Estela gigante discoidea
Título Estela de Zurita
Materia/Soporte Piedra
Técnica Tallado
Dimensiones Altura = 200 cm; Anchura = 200 cm; Grosor = 20 cm
Descripción Estela discoidea gigante. Por una de sus caras se representan cuatro cuartos crecientes lunares rematados en círculos, que parten de una cazoleta central de gran tamaño que conserva en su interior un anillo, y enmarcados por tres circunferencias. En la otra cara se conserva una escena, dividida en dos planos, el superior ocupando dos tercios de la escena, y el inferior el tercio restante. En el plano inferior se observa un cadáver, tumbado horizontalmente con la cabeza hacia la derecha, y junto a un escudo. A la izquierda del cadáver aparece un ave, también mirando hacia la derecha. En el plano superior aparecen dos guerreros armados con lanzas y escudos, situados a la derecha de la composición y mirando hacia la izquierda, enfrentados a un caballo, sobre el que aparece una segunda ave, aunque algunos autores han planteado la posibilidad de que se trate de un jinete.

En un área muy reducida en torno a los pies del monte Dobra se concentra el mayor número de estelas. Hoy se considera que serían cántabras o, mejor dicho, cántabro-romanas, creadas entre finales del siglo I antes de Cristo y el siglo III. La estela gigante discoidea de Zurita (Piélegos, Cantabria), es probablemente la estela más monumental y enigmática por su decoración. En el reverso se aprecian cuartos crecientes o símbolos lunares en torno a una cazoleta o círculo. En el anverso, un difunto yace en el suelo en el plano inferior, tal vez un guerrero abatido. Sobre él dos infantes armados y con escudos, y un caballo un ave que quizá habrán de llevar el alma del guerrero al paraíso.

Hacia finales de la Edad del Bronce, las poblaciones que habitaban los territorios de la antigua Cantabria buscaron refugio en las alturas, cobijándose en poblados fortificados denominados castros, desde los que se obtenía un amplio control del territorio circundante. Esta preocupación por la defensa, que se plasma no sólo en el levantamiento de grandes murallas, sino en la propia elección del lugar de asentamiento en función de las defensas naturales que ofrece, nos habla de la existencia de un clima de inestabilidad y belicosidad. El máximo esplendor se produce en la Segunda Edad del Hierro cuando, con la aparición de los oppida o grandes ciudades, aumenta la monumentalidad de las defensas para dar satisfacción a su fin primario, el meramente defensivo, y a uno secundario como es el prestigio social. En su seno, en el transcurso de los siglos, surgirá el pueblo al que las fuentes clásicas bautizaron en el siglo II a.C. como cántabros.

Se trata de sociedades complejas, cuya economía se basa en la agricultura y la ganadería, dirigidas por asambleas y consejos de ancianos que decidían todo aquello que afectase a la comunidad. Por otra parte, existían también unas élites guerreras que gozaban de privilegios y riquezas que les permitían hacerse con objetos singulares, como armas decoradas, elementos de adorno, etc. Según las fuentes clásicas, los cántabros se dividían en un total de once populi o gentes, que se repartían por todo el territorio. Cada populus o gens contaba con sus propios castros, aldeas, granjas y tierras de aprovechamiento agropecuario. El componente básico del entramado social cántabro era la pequeña familia, agrupada en una o varias cabañas y con un profundo carácter patriarcal. A su vez, varias familias se aglutinaban en una unidad suprafamiliar, cuya relación derivaba de un antepasado común.

La religión de los Cántabros gira en torno a un complejo panteón, donde coexisten diversas divinidades, como un dios de las tormentas (Candamo), un dios de la guerra (Erudino), el Sol, la Luna, o diversos dioses de la Naturaleza. También tiene gran importancia el culto funerario, centrado en la incineración. Buen ejemplo de ello son las estelas gigantes discoideas, monumentos pétreos de gran tamaño adornados con símbolos astrales y escenas guerreas y/o funerarias.

Hacia mediados del I milenio a.C., se generaliza el uso del hierro, gracias al desarrollo y difusión de las técnicas de trabajo del mismo, que sustituye al bronce como el metal más común ante las evidentes ventajas que supone. Los protagonistas de este proceso los encontramos en los talleres de los forjadores de hierro y en la actividad minera, que permitió el desarrollo de útiles ganaderos y agrícolas, herramientas y, especialmente, armas más resistentes. También tiene un importante desarrollo la producción de cerámica, donde se observa una progresiva especialización del trabajo.
Iconografia Cuadrante lunar; Escena
Contexto Cultural/Estilo Cultura Cántabra
Uso/función En Cantabria se han encontrado siete estelas gigantes: dos en Barros, tres en Lombera, una en Zurita y otra en San Vicente de Toranzo. De forma discoidea, están realizadas en arenisca y terminan en un espigón que sólo se conserva en las de Barros y que permitía que fueran hincadas en el suelo. Presentan decoración en ambas caras a base de motivos geométricos: esvásticas de brazos curvos, dientes de lobo, círculos concéntricos. Tan sólo las de Zurita y San Vicente de Toranzo muestran escenas figuradas talladas en relieve. Su cronología generalmente se atribuye a la cultura Cántabra, los pueblos indígenas de la Edad del Hierro que habitaban la zona aproximada de la actual Cantabria, aunque otros autores han propuesto para estas estelas una cronología medieval. Respecto a su función, se han propuesto dos hipótesis principales: bien como elementos de culto astral, ya sea al Sol o a la Luna, bien como elemento funerario (I. Cofiño Fernández).
Descriptores Geográficos Zurita (Piélagos)
Lugar de Procedencia Zurita (Piélagos)
Clasificación Razonada Pieza del Mes del Aula de Patrimonio Cultural de la Universidad de Cantabria de septiembre de 2011, a cargo de I. Cofiño Fernández.
En el Catálogo de la Exposición del MUPAC, pág. 145, nº 5.5.2.
Bibliografía CABRIA GUTIÉRREZ, Juan Carlos. Estelas cántabras: símbolos de un pueblo. Santander (m): Brenes XXI, 2000.

CALDERÓN Y G. DE RUEDA, Fernando. La estela gigante de Zurita. Altamira. Santander (m): Centro de Estudios Montañeses, 1945, pp. 107-118..

Catálogo de la exposición. Santander (m): Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, 2013.
| más imágenes |

Foto: Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC)

Foto: Jorge Fernández Bolado

Foto: Jorge Fernández Bolado

Subir

© Ministerio de Cultura | v50.0 Accesibilidad | Mapa Web | Créditos | Contacte con Cer.es | Condiciones de uso | NIPO: 551-09-131-6