Descripción |
Paisaje dominado por las ruinas de un templo gótico. En el centro de la composición se describe un gran arco ojival que permite divisar en perspectiva la arquitectura de una abadía. A sus pies se disponen restos escultóricos y tumbas, entre los que destaca un sepulcro con una estatua femenina, ante la que un personaje se ha arrodillado mientras otro contempla la escena a su espalda.
Francisco Javier Parcerisa dedicó su carrera a recorrer la geografía española plasmando sus principales parajes y monumentos. Su obra se inserta en la línea tradicionalista del romanticismo catalán, especialmente vinculado a la recuperación histórica. Procedente de una familia de artesanos, Parcerisa comienza dedicándose al dibujo de flores y adornos para aplicarlos a los encajes, hasta comenzar su formación artística en la Llotja de Barcelona. De manera autodidacta practica la daguerrotipia y la litografía, técnica ocuparía su carrera cuando concibe la obra "Recuerdos y Bellezas de España". Se trata de una colección de libros de viaje llevada a cabo entre los años 1839 y 1872, con Pi Ferrer, Quadrado, Pi i Maragall y Pedro de Madrazo como colaboradores literarios, inspirada en la obra de Chateaubriand. Parcerisa recorrió las provincias de España tomando apuntes del natural en dibujos que después se plasmarían en los grabados con un enfoque pintoresco y poetizado.
Se desconoce la localización real a que pueda responder este dibujo, realizado en los años centrales de su producción. Entre 1855 y 1859 Parcerisa publicó el tomo correspondiente a Asturias y León, y en el mismo año 1856 publica varios descubrimientos arqueológicos llevados a cabo en el entorno asturiano. En cualquier caso, la pieza se aleja un tanto de la vocación arqueológica y descriptiva general de su obra para centrarse en la temática de las ruinas, muy frecuentada por el romanticismo como metáfora del inexorable paso del tiempo y la cercanía de la muerte, género que abordó también en pintura, obteniendo diversos premios en las Exposiciones Nacionales.
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