Descripción |
Caja de marfil de color blanco de formato circular con tapa plana, en la que se engasta una miniatura en un cerco de metal dorado con cordoncillo blanco y marco interior forrado de tela de color beige. La miniatura representa a un busto infantil en posición frontal, de cabello corto y rubio, ojos oscuros y mejillas sonrosadas, sobre fondo de color azul celeste.
En el reverso de la tapa, moldura perimetral de perfil convexo con decoración de guilloché. En la base del joyero, banda perimetral con similar decoración.
Entre los objetos de uso personal del siglo XIX abundan las cajas realizadas, en la mayoría de los casos, con ricos materiales, presentando atractivos diseños. Constituyen un símbolo de distinción social para sus propietarias, que solían encargar que los retratos de sus seres queridos formaran parte de estos objetos de uso cotidiano. En el segundo tercio del siglo XIX se puso de moda el retrato sobre placas de porcelana, adquiriendo un gran desarrollo en París, ciudad en la que proliferaban pequeños talleres que se dedicaron a la pintura de retratos, entre los que destacó el conocido taller Rihouet, situado en la Rue de la Paix, en el que fue realizada precisamente esta pieza. Durante años se pensó que el niño aquí retratado era Napoleón II; sin embargo, una mirada atenta a la fisonomía del niño descubre que no coincide con la del hijo de Napoleón.
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