Descripción |
Recipiente de grandes dimensiones de base plana y estrecha, cuerpo globular y amplia boca rematada por un borde exvasado. Tiene dos asas de cinta diametralmente opuestas y dispuestas sobre el cuerpo en sentido oblicuo, muy cerca de la boca. Se cierra con una tapa de forma aconada.
Presenta una decoración de líneas onduladas en la zona inmediatamente posterior al cuello que discurren alrededor de la pieza; bajo la decoración y muy marcada se encuentra una doble linea que ayuda al alfarero para la colocación de las asas. Posee una tapadera de disco curvado hacia arriba en la parte del centro y rematado en un tirador hueco y muy alargado , lleva como decoración una serie de incisiones en la parte superior.
La cocción, principal secreto del color negro, se realiza en varios tiempos: 1.º Se empieza atizando con "carroubas" muy suave, 2.º Se sigue con leña de roble "fendida" y 3.º Antes de cerrar el horno y como última operación fundamental para el proceso, con "rozo" o "toxo" . Cuando las piezas escupen el fuego, e. d. no admiten más calor y lo echan fuera, se cubre todo el horno con "campos" o "tapines" dejando sólo un agujero a modo de chimenea que se tapará más tarde rápidamente al mismo tiempo que la boca del horno, dejando el fogón lleno de "rozo" seco. Y el humo es el que da el negro a las piezas. Hoy se sabe que es debido a la fuerte reducción o falta de oxígeno que sufren las piezas al ahogar el fuego.
A esta cerámica se la conoce como cerámica negra. Las piezas más corrientes son: la escudiella, la taza, el cavero, el xarro de pixulin, el botijo, el barril, la olla, el puchero, el cántaro, el vedrío, la tarreña, la quesera, floreros y alguna pieza más de nueva creación.
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