Descripción |
Muñeca autómata con cabeza de pasta de porcelana y extremidades de papel maché. Ojos de cristal que se abren y cierran con el mecanismo de unos cordones que pasarían por un par de orificios situados en la parte posterior del cuello. Pestañas postizas, cejas pintadas, mejillas sonrosadas, boca entreabierta que deja a la vista la hilera superior de la dentadura, con hoyuelo en la barbilla y orejas perforadas. Lleva peluca de cabello humano, rizado, de color rubio y tocado de diadema con decoración floral de terciopelo negro. Viste blusa de color beige con lazada en el cuello y puños adornados con encajes y falda de tres cuartos de seda fruncida de color marrón. Se cubre con una cinta de gasa con pasamenería desde los hombros hasta el ruedo de la falda, a modo de volantes, rematada con un aplique floral sobre la cintura y calza zapatos de tercipelo verde. Se aprecian restos de medias de hilo. Con la mano derecha sostiene una boquilla de marfil y en la izquierda lleva un pañuelo.
La base es una caja de madera forrada con terciopelo dorado, que alberga el mecanismo musical. En la llave, inicales "LB" correspondiente a la casa Lambert.
Lambert fue una de las fábricas de autómatas más destacadas de Francia, junto a la de Roullet&Decamps o la de Vichy. Léopold Lambert (1854-1935) se especializó en figuras mecánicas capaces de imitar a la perfección los comportamientos de humanos, con cabezas de porcelana bizcochada realizadas por fabricantes reconocidos. Su producción de autómatas se inspiraba en escenas costumbristas, en la vida de París y en el mundo del espectáculo, el circo o la magia. Pero esta casa también fabricó algunas tipologías muy complejas, que están entre las más caras del mercado. Una de las más conocidas es la de un fumador que inhala y exhala el humo. La figura del autómata fumador fue popular durante el siglo XIX entre todos los fabricantes de autómatas. Lambert hizo ocho variaciones en su catálogo de distintos tamaños y estilos, con o sin música, como El Marqués Fumador, El Negro Fumador o El turco fumador, algunos de los cuales figuran en la publicación de Christian Bailly, Automata. The Golden Age 1848-1914 (Francia, 1991, pp.171-192) o en The collector´s enciclopedia of toys and dolls, editado por Lydia Darbyshire (Londres, 1996). Sin embargo, no se conoce ninguna versión femenina, por lo que nos encontramos ante una pieza excepcional que además destaca por su alta calidad.
La mayoría de las muñecas con las que se montaban estos autómatas eran de cartón piedra y pasta de porcelana, procedentes de casas francesas, aunque algunas provenían de fábricas alemanas. Precisamente en este caso se aprecia la marca de Simon&Halbig, estampada sobre la nuca, a la que le acompañan una cifra en alusión al modelo, el "1156", y un número que indica la talla, el "6", así como las iniciales de la compañía SH.
Los trajes solían confeccionarlos reconocidos modistas de París, siguiendo los estilos de moda. Los mecanismos de cuerda que hacían posible los movimientos de las cabezas, manos y piernas se ocultaban entre los vestidos o en el mueble, conectados con un dispositivo musical de uno o varios cilindros.
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