Historia del Objeto |
La obra formó parte de la exposición "Christian Sorg en el Bajo Aragón", celebrada en el Castillo de Valderrobres del 18 de julio al 14 de septiembre de 2008, organizada por el Museo de Teruel. Tras la celebración de esta exposición, el autor donó la obra al IAACC Pablo Serrano.
EXPOSICIONES
2008
"Christian Sorg en el Bajo Aragón", Castillo de Valderrobres, 18 de julio - 14 de septiembre
2009
"Christian Sorg, ouvres récentes, 2000-2009", L´Arsenal-Musée de Soissons, 25 de abril - 7 de junio
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Clasificación Razonada |
Esta obra forma parte de una serie de pinturas y dibujos realizados por el artista durante el período 1992-2008 en el Matarraña, en la zona de Calaceite y Valderrobres, obras en las que se reconocen sus parajes, orografía y vegetación. Esta estancia en Aragón marcó un punto de inflexión en la obra de Christian Sorg.
La primera impresión formal que produce su obra es la de encontrarnos con un artista de indudable filiación abstracta. Trazo y color campean a sus anchas en las telas, mostrando una práctica del arte desinhibida, espontánea, fresca y directa, sin nexo alguno con referentes reconocibles. Pero la suya es una pintura enraizada que no duda en partir de estímulos procedentes de la realidad. Aúna estímulo y reacción como si abstracción y figuración no fueran sino el anverso y el reverso de una misma moneda.
En esta etapa, el pintor abandona el estudio y regresa a la condición de pleinairista para situarse a la justa distancia respecto al objeto, y poder palpar así el tiempo que lo atraviesa y modifica. Cielos, caminos, campos, árboles, ermitas, horizontes, puertas, balcones, tejados, fiestas, banderas..., paisajes naturales o urbanos conforman el magma perceptivo del que extrae sus leit-motiv. El pintor parte de estímulos reales entraizados en el tiempo y en el espacio, que luego desencadenan una respuesta creativa, en un intento por aprehender la realidad de los paisajes.
Los títulos de las obras de Sorg ponen de manifiesto este anclaje voluntario en la realidad: sus imágenes, antes de convertirse en una combinación aleatoria de formas, de colores o de materias, fueron paisajes, árboles, casas, objetos o seres próximos y familiares. A través de su impetuosa gestualidad, Sorg transmite la relación subjetiva y vital que le une a estos paisajes. Sus cuadros representan una suerte de trazado topográfico de las emociones y sensaciones provocadas por este paisaje del Matarraña. Como dice Sorg, "Estos lugares son muy poderosos".
El color negro es decisivo en la obra de Sorg; marca los perfiles de las informales formas, entrelazándose con otros colores, en este caso el rojo, y creando contrapunto con ellos. El tema, además del dado por las formas y la realidad de montañas, nubes y otros elementos naturales, viene planteado por el color y ese juego de contrarios que el pintor viene a conciliar.
Sorg gusta de la sencillez, de la economía de medios, y todo nos dice que ansía percibir y encontrar lo esencial en todo lo que pinta o dibuja. Todo en su arte es sugerencia, sutileza, captación de una realidad que se manifiesta fugaz y fruto de una visión, más que definida, entrevista. Toda visión es una interpretación.
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