Descripción |
Contenedor rectangular con esquinas redondeadas, tapa que cierra a presión y decoración litografiada en todas sus caras. En la parte superior, enmarcada por doble cinta amarilla, dos grupos de roleos en azul y dos pergaminos con texto, escena del banquete con que fue obsequiado Sancho Panza en cuanto gobernador de la Ínsula Barataria: ante una mesa con abundantes manjares, el homenajeado, cubierto por un gran paño blanco, aparece rodeado de varios criados, el médico y otros personajes ataviados a la moda de la época. En el resto de las caras del recipiente se repiten las orlas de roleos azules, así como las leyendas alusivas al producto contenido, a su razón comercial, origen geográfico, bondades y premios recibidos.
Desde finales del siglo XIX la carne de membrillo se comercializó en recipientes de hojalata, unos envases que no solo garantizaban su transporte y conservación, sino que también jugaron un importante papel como reclamo del producto, lo que hacía necesario cuidar su presentación. En estas cajas se plasmaron asuntos muy diversos, siempre acordes con los temas de actualidad, resueltos formalmente también de maneras diferentes, en consonancia con las distintas corrientes estéticas contemporáneas.
Producto español por excelencia, la carne de membrillo elaborada sobre todo en la localidad cordobesa de Puente Genil ha estado y está aún muy vinculada a Don Quijote de la Mancha, nuestra novela universal que, además, recoge expresamente sus cualidades. Así, ya en 1851 Rafael Rivas Pérez fundó la razón comercial Membrillo el Quijote, una de las marcas del sector de más larga trayectoria y de mayor proyección internacional en la actualidad, cuyo icono ha venido siendo desde entonces el Ingenioso Hidalgo. Otro ejemplo de esta relación es el de la fábrica de la familia Estrada Haro, que decoró sus cajas con el lienzo "Banquete de Sancho Panza en la Insula Barataria". José Moreno Carbonero, considerado el pintor del Quijote, presentó este cuadro fuera de concurso en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1911 y, posteriormente, en la Exposición organizada en 1915 por el Círculo de Bellas Artes de Barcelona. Se trata de una obra muchas veces copiada, publicada y reproducida en la época, que se acomodaba perfectamente al producto anunciado. Parece plausible suponer que tanto Rafael Estrada Haro como la Viuda de Justo Estrada Haro comenzaran a utilizarla como motivo principal para ornamentar sus envases coincidiendo con los actos conmemorativos del III Centenario de El Quijote. En blanco y negro o a todo color, con orlas neorrenacentistas en los azules y amarillos propios de la cerámica española, o con marcos más geométricos en el más puro estilo art decó, el festín de Sancho Panza se convirtió, gracias a una humilde caja de hojalata, en una escena familiar para muchos dentro y fuera de nuestras fronteras.
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