Descripción |
Partiendo del constructivismo, Jorge Oteiza ataca la materia: piedra, madera, hierro, hormigón, etc. en un intento de eliminación. Tal y como afirma Jorge Luis Marzo y Patricia Mayayo, Oteiza "es indiscutiblemente la figura central de la historia del arte frío en España" al defender la racionalidad cientifista y la estética objetiva y geométrica. Su particular visión del arte y su función le llevo a afirmar que "el arte es un puente para la vida moral con los demás".
De formación autodidacta, Jorge Oteiza comienza dentro de la órbita del expresionismo o primitivismo iniciado por Picasso, Derain o Brancusi. Su estancia en Sudamérica y sus contactos en París le llevan a una particular visión del arte que quedará plasmado en textos como la "Carta a los Artistas de América" (1944) o "La interpretación estética de la estatuaria megalítica americana" (1952).
En los años cincuenta, a partir del constructivismo, Oteiza abandona la figuración y comienza un proceso de vaciado y desocupación de la masa que le lleva a lo que el artista denomina "transestatua". Su investigación a partir de entonces girará en torno a volúmenes geométricos básicos, como el cubo, el cilindro o la esfera y su interrelación con las luces y sombras, lo que el artista denominó en 1957 «propósito experimental».
A partir de esta fecha el artista se servirá de lo que denomina "el plano Malevitch", en el que utiliza la forma trapezoidal que aparece flotando en otro espacio, abierto por Malevitch en su pintura suprematista, para desbordar el concepto del espacio renacentista, lo que permite, según Pedro Manterola, ser un instrumento "desocupador".
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