Museo Museo Casa de Cervantes
Inventario CE020
Objeto/Documento Cuadro
Autor/a Anónimo
Título Retrato de Miguel de Cervantes
Materia/Soporte Lienzo
Dimensiones Altura = 136,60 cm; Anchura = 136,60 cm; Profundidad = 6,50 cm; Diámetro = 100 cm
Descripción Retrato de un personaje escribiendo que supuestamentede representa a Miguel de Cervantes Saavedra. Le acompaña al fondo una escena del Quijote que alude a la penitencia de Sancho Panza (capítulo LXXI, segunda parte).
La figura del escritor aparece en un primer plano llenando todo el tondo. Su actitud es de expectación ante algo que atrae su atención en el momento en que estaba escribiendo, apoyado en la mesa que aparece a su izquierda. Parece encontrarse en una estancia en la que está rodeado de libros, como se puede observar en los estantes que aparecen tras él a su izquierda. Los colores son muy vivos, sobre todo en la indumentaria del propio escritor, destacando los tonos rojos, dorados y amarillos de su indumentaria.
En segundo plano aparecen tres figuras. La primera de la izquierda pudiera ser Don Quijote. En el centro aparece un rucio y a su derecha Sancho Panza desnudo de cintura para arriba, terminando la escena por este lado un árbol de grandes dimensiones.
Iconografia Dentro del tondo, esquina inferior izquierda: Penitencia de Sancho;
La penitencia de Sancho se narra en los capítulos XXXV y LXXI de la segunda parte del Quijote. En ellos se explica que, para liberar a Dulcinea del encanto al que se encontraba sometida, Sancho debe darse tres mil trescientos azotes en sus posaderas. Tras diversos avatares, Sancho decide cumplir su penitencia a cambio de una compensación económica.

Capítulo XXXV

[.] que para recobrar su estado primo
la sin par Dulcinea del Toboso
es menester que Sancho tu escudero
se dé tres mil azotes y trecientos
en ambas sus valientes posaderas,
al aire descubiertas, y de modo,
que le escuezan, le amarguen y le enfaden [.]

Capítulo LXXI

[.]-Agora bien, señor, yo quiero disponerme a dar gusto a vuestra merced en lo que desea, con provecho mío, que el amor de mis hijos y de mi mujer me hace que me muestre interesado. Dígame vuestra merced cuánto me dará por cada azote que me diere [.].

[.] (Sancho) haciendo del cabestro y de la jáquima del rucio un poderoso y flexible azote, se retiró hasta veinte pasos de su amo entre unas hayas [.] Desnudóse luego de medio cuerpo arriba y, arrebatando el cordel, comenzó a darse, y comenzó don Quijote a contar los azotes. Hasta seis o ocho se habría dado Sancho, cuando le pareció ser pesada la burla y muy barato el precio della, y, deteniéndose un poco, dijo a su amo que se llamaba a engaño, porque merecía cada azote de aquellos ser pagado a medio real, no que a cuartillo.
-Prosigue, Sancho amigo, y no desmayes -le dijo don Quijote-, que yo doblo la parada del precio.
-Dese modo -dijo Sancho-, ¡a la mano de Dios, y lluevan azotes!
Datación 1800[ca]
Uso/función Decorativo/Representativo
Clasificación Razonada Este retrato de Cervantes fue adquirido en la casa de subastas Christie´s de Londres y donado al Museo por un anticuario vallisoletano en 1984.
Constaba como autor del mismo un pintor holandés del siglo XVII, Cornelis Van Haarlem, por lo que durante muchos años este cuadro fue atribuido a este artista. Sin embargo, el estudio de la iconografía ha hecho que se replantee esta autoría, ya que no es hasta el siglo XVIII cuando comienza a difundirse esta imagen del escritor que acompañará a modo de grabado varias ediciones de su obra y que acabará dejando su influencia en la pintura posterior.
En 1738 se publica en Londres, en la imprenta de J.R. Tonson, una edición especial del Quijote. Esta edición corre a cargo de Gregorio Mayans, un erudito jurista, historiador y lingüista español, que tiene el encargo de escribir la que ha sido la primera biografía del escritor y el estudio crítico de su obra, precediendo a la novela, y será patrocinada por el barón de Carteret, íntimo amigo de Mayans. Este estudio previo de la vida del escritor encargado a Mayans hizo necesaria la publicación de una imagen para representar a Cervantes ya que, aunque su novela se difundió rápidamente por Europa desde el siglo XVII (Inglaterra 1612, Francia 1614, Italia 1622, Alemania 1648, Holanda 1657), en el siglo XVIII seguía sin existir un retrato fidedigno del escritor. Para ello se recurrió a la descripción que el propio autor hace de sí mismo en el prólogo de las Novelas Ejemplares (1613):
"Éste que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos estremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; éste digo que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso, a imitación del de César Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y, quizá, sin el nombre de su dueño. Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra."
La imagen, realizada de acuerdo con esta descripción, se encargó al dibujante W. Kent y fue grabada por G. Vertue. Las similitudes de la misma con nuestro lienzo en cuanto a la composición y elementos hacen pensar en la influencia de esta y otros grabados anteriores y posteriores (1705, 1739) que siguieron acompañando a ediciones de la obra cervantina por Europa. Por ello actualmente esta obra se considera una copia anónima del retrato ideado por William Kent en 1738, que se ha datado a principios del siglo XIX.
Además de sus rasgos físicos, Cervantes aparece en actitud de escribir y le acompaña al fondo una escena del Quijote que alude a la penitencia de Sancho Panza (capítulo LXXI, segunda parte). La mano izquierda del escritor, inutilizada tras haber sido herida en la batalla de Lepanto, queda semi oculta tal como sucede en el grabado de Kent y Vertue de 1738, evitando de este modo tener que crear alguna deformidad en la misma para hacer ver una de las características fisionómicas más conocidas del escritor, de la cual además se siente muy orgulloso como confiesa también en el mismo prólogo de sus Novelas Ejemplares: "Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo, herida que, aunque parece fea, él la tiene por hermosa [.]".
Forma de Ingreso Donación
Fecha de Ingreso 20/12/1984
Catalogación Pollán Palomo, Vanessa
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