Descripción |
La obra de Pablo Palazuelo destaca en el panorama del arte español de la segunda mitad del siglo XX por su amplia investigación de las posibilidades de la abstracción geométrica. Una obra estructurada en series dedicadas a una forma y sus variantes, un proceso racional basado en el descubrimiento -no la invención- de nuevas formas. Y cuyo resultado está, en palabras de Ana María Guasch: "a caballo entre la numerología, las partituras musicales y la que él denomina ´transgeometría´ o ritmo de la naturaleza trasladado a las artes plásticas".
Palazuelo estudió Arquitectura en Madrid y Oxford. Aunque sus primeros dibujos eran de un constructivismo puro, en la estela de la Bauhaus en su vertiente más cercana a Paul Klee, viraría luego hacia la abstracción, con un fuerte componente geométrico y matemático. Su otra gran influencia es la filosofía oriental y las lecturas de Mircea Eliade y Gaston Bachelard. Esto ha escindido la interpretación de su obra en dos puntos de vista opuestos: el espiritualista y esotérico frente al científico. Además de como pintor, hay que señalar su trabajo como escultor en metal y, destacadamente, como dibujante, incorporando a la línea geométrica el temblor del gesto.
"SYDUS I" pertenece a una serie del mismo título, que indaga en ese universo de formas rectas, astilladas en haces de fragmentos o alineadas en sinuosos quiebros, que es uno de los tres o cuatro "motivos" generadores a lo largo de su trayectoria. Dos son los elementos a destacar en esta obra: la geometría rectilínea y angulosa, tan netamente distinta de las formas orgánicas y redondeadas de sus inicios, y el color. La intensidad y densidad del color en una gama que podemos calificar de "nocturna". Cuando conocemos el significado del título, comprobamos que Palazuelo ha llegado a una síntesis decantada de la imagen del cielo nocturno, reduciéndolo a sus componentes esenciales y no figurativos. Y es que el nombre procede de Paracelso, cuya doctrina del astrum in corpore fue una de sus ideas más queridas. Corolario de su concepción del hombre como microcosmos, Paracelso inscribió el firmamento en el cuerpo humano y lo llamó astrum o sydus -inscripción de la geometría en lo orgánico, como hace el propio Palazuelo-. Cielo íntimo cuyo curso estelar realiza el recorrido del horóscopo de cada individuo. Así, los varios sydus aparecen como haces de energía o raras estrellas, que acaparan el firmamento azul del lienzo. (Texto de José María Parreño, Catálogo Colección CA2M, 2010).
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