Descripción |
Autómata que representa una escena titulada "Lección de baile". La profesora, con ojos de pasta vítrea en color azul, cejas y pestañas pintadas, y larga melena ondulada de cabello natural, viste polonesa beige con aplicación de encajes y de bordados de hilo metálico y con abalorios ensartados. Marca el ritmo con una batuta y sostiene unas antiparras con la otra mano. Ante ésta se dispone la alumna que recibe las clases de baile, una diminuta bailarina suspensa en el aire mediante un eje metálico que sobresale de un velador de pie abalaustrado, vestido con un rico mantel de encajes con flecos metálicos de diseño en espiral.
La base es una caja de madera forrada con terciopelo rojo, sobre cuatro patas, que alberga el mecanismo musical. En la cartela consta el título del autómata, el autor y la fecha: "The Dancing Lesson/Roullet et Decamps/1890".
Roullet&Decamps fue una de las fábricas de autómatas más destacadas de Francia, junto a la de Lambert o la de Vichy. Jean Roullet (c.1832-1907) se distinguió por fabricar figuras capaces de imitar a la perfección los comportamientos de humanos y animales en su taller parisino en la 10 rue du Parc, donde trabajó desde 1865. Se asoció con su yerno Ernest Decamps (1847-1909), mecánico de profesión, lo que impulsó el desarrollo de la compañía, que produjo a partir de entonces gran cantidad de autómatas de calidad excepcional. En los catálogos se muestran todo tipo de gatos, perros o elefantes mecánicos, recubiertos con pieles, y figuras bebiendo y fumando. En la exposición de 1889 la firma se presentó con el nombre Roullet&Decamps. Los mejores juguetes mecánicos se crearon durante el periodo en el que la compañía estaba en manos del nieto del fundador, Gaston Decamps (1882-1972). Su producción de autómatas se inspiraba en escenas costumbristas, en la vida de París y en el mundo del espectáculo, el circo o la magia. La mayoría de las muñecas con las que se montaban estos autómatas eran de cartón piedra y pasta de porcelana procedentes de casas francesas, aunque algunas provenían de fábricas alemanas como la de Simon&Halbig. Los trajes solían confeccionarlos reconocidos modistas de París, siguiendo los estilos de moda. Los mecanismos de cuerda que hacían posible los movimientos de las cabezas, manos y piernas se ocultaban entre los vestidos o en el mueble, conectados con un dispositivo musical de uno o varios cilindros.
Obsérvese que un autómata de características muy similares a éste, perteneciente la colección Decamps, aparece en Bailly, C., L´âge d´Or des Automates 1848-1914, Editorial Ars Mundi, 1991, p.151, el libro de referencia para coleccionistas y especialistas dedicado a los autómatas del siglo XIX.
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