Descripción |
Cordado con mango frotado, monoxílico, en forma de guitarra alargada y trazada con amplia escotadura. Su clavijero es de voluta y está provisto de seis orificios destinados a alojar tres clavijas laterales (en asturiano, "torniellos") que tensan otras tantas cuerdas (en asturiano, "bocines") que descansan sobre un puente plano (en asturiano, "caballu"), hoy perdido. Las clavijas originales tampoco se han conservado, siendo sustituidas por tres clavijas de violín. La tapa harmónica es de piel de cabrito curtida y está fijada a los aros de la caja de resonancia mediante pequeños tornos de madera. La tapa harmónica presenta tres oídos circulares dispuestos en forma de triángulo isósceles, situándose sus bases a ambos lados del cordal y el vértice aproximadamente en el centro del lóbulo superior de la caja de resonancia. Todo el contorno del fondo está recorrido por una greca realizada mediante talla e incisión. También aparece decoración geométrica incisa en la voluta del clavijero, del que arrancan las cuerdas, ancladas en un cordal (en asturiano, "restiellu") de madera tallada que representa a una mujer vestida según las modas populares del siglo XIX con los brazos en alto en lo que parece ser una postura de danza. El arco (en asturiano, "civiellu") no se ha conservado.
Son escasos los cordófonos de producción artesanal documentados en la tradición asturiana, siendo quizá el más destacado la viola de arco utilizada en algunos concejos del oriente, principalmente Caso, donde recibe el nombre de "bandurria". Más extendido estuvo el "violín de maíz", un instrumento infantil de temporada hecho a partir de un tallo de esta planta, que queda inutilizado en cuanto se seca. Pero el cordado que alcanzó mayor difusión fue el violín, generalmente en manos de ciegos ambulantes, dándose incluso casos de constructores locales que produjeron ejemplares a imitación del violín clásico, aunque aplicando técnicas presentes en la bandurria, como la talla del cuerpo en una única pieza de madera y el claveteado de la tapa harmónica.
La bandurria se toca en posición vertical, a la manera de la viola da gamba; es decir, sosteniéndola entre las piernas mientras el músico permanece sentado. Al ser plano su puente, la fricción de las tres cuerdas se produce de forma simultánea, sumándose este instrumento a otros de bordón también presentes en Asturias: la gaita y la zanfoña. Se documenta su uso para el acompañamiento del canto e incluso de bailes que suelen tener lugar en el ámbito doméstico, debido al escaso volumen sonoro que caracteriza a este instrumento.
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