Clasificación Razonada |
La zona conocida conocida como Sharq al-Andalus, en la que encuadramos la pieza que nos ocupa, no tiene desde el punto de vista geográfico y cronológico unos limites territoriales muy definidos. Desde el ámbito geográfico esta denominación correspondería a la parte oriental de la Península ocupada por los musulmanes. No obstante se aplica también a la zona comprendida entre los rios Ebro y Segura, y de formá más restringida, a las tierras que tras la conquista cristiana configurarían el Reino de Valencia. En cuanto a la cronología, su extensión sería menor para los siglos VIII a X, alcanzando y desbordando los rios Ebro y Segura, a partir del siglo XI con los reinos de Taifas de Tortosa y Murcia-Almeria para luego ir, otra vez, reduciéndose, como ya se ha dicho, al territorio musulmán incorporado por la corona de Aragón en el siglo XIII. (LOPEZ ELUM: 1991,p.157).
El contexto politico, económico y cultural favorable a la transformación de la Valencia rural y en particular la contribución de numerosos inmigrantes de cultura urbana durante el primer cuarto del siglo XI, constituyen la base histórica de referencia. La estimación del comienzo de la producción de las cerámicas califales en relación con el desarrollo urbano es un conocimiento confirmado por la arqueología. La cerámica policroma habría formado parte de los objetos que se debían adquirir por prestigio antes de convertirse en vajilla de lujo al servicio de la élite y de las clases altas. La investigación sobre los modelos de la Valencia musulmana parte por observar los modelos califales para determinar las referencias originales. La vajilla de lujo verde manganeso producida en Madinat al-Zahra es una evidencia de la voluntad de la dinastia omeya de mostrar, incluso en la vajilla, un poder califal fuerte, poseedor de innovaciones tecnologícas desarrolladas bajo el califato abasí de Bagdad y capaz de hacer destacar el califato omeya de Córdoba por una producción cerámica original, enmarcada en la tradición cultural oriental.(ROSE-ALBRECHT,2019: 164-165)
Los primeros ejemplos de cerámica verde-manganeso aparecen en el siglo IX, extendiendose por Córdoba y Málaga y consolidandose en el siglo X en Madinat al-Zahra convirtendose en la cerámica policroma "oficial". La elección de los criterios estéticos omeyas fue particularmente notable: colores específicos verde/marrón/blanco que crean contrastes expresivos, composiciones claras ordenadas por la geometría y adaptadas a las formas y motivos relacionados con el poder como la epigrafía al-mulk, el "poder", animales aúlicos, formas geométricas y motivos vegetales, pocas figuras con rostro, donde domina el marrón y reversos con vidriado melado o blanco sin ornamentar. La innovación del fondo blanco de estaño que apareció en la cerámica abasí "horizonte Samarra" un siglo antes, se impuso en aquellos momentos en Madinat al-Zahra. La producción de la cerámica se enmarca en el gusto estético califal de Samarra, manteniendo no obstante una idionsincrasia y autonomía estética propias.
Se establecieron dos caracteristicas constantes: una composición sobria que no satura el espacio y una sistematización de la manera de pintar los motivos: el contorno de todos los diseños trazado en manganeso y después, pinceladas verdes y marrones con reservas o no, sobre fondo blanco, sin importar el tema. Córdoba rivalizó con el califato de Bagdad puesto que se ha revelado una mayor variedad de prácticas en la realización de las decoraciones de lujo. A primera vista, las decoraciones de verde y manganeso de Valencia son testimonio de este tipo "califal".
Dentro del contexto valenciano, el siglo X, puede reconocerse a partir de los contextos de la rábida de Guardarmar del Segura excavada por Rafael Azuar, que nos demostró la existencia de cerámicas realizadas a mano y a torno rápido. En lo que se refiere a la loza estañifera o verde y manganeso para el área valenciana ha sido estudiada por numerosos investigadores entre los que destacan A.Bazzana, P. Guichard, F.Escribá, R. Azuar y J.Gisbert. Se caracteriza por su decoración en verde y negro sobre blanco, en la cual se desarrollan temas directamente inspirados en el Próximo Oriente, que a su vez denotan influencias chinas, iranias, sirias o egipcias contemporaneas como señalaran G. Marçais o H.Terrasse, pero interpretados bajo premisas locales como manifiestan J. Zozaya, A. Turina y A.Bazzana. G. Rosselló Bordoy, J. Zozaya o M. Barceló o F. Valdés, señalan que su técnica y decoración parecen impulsadas desde las ciudades palatinas de Madinat al-Zahra y Medina Elvira, y por ello se considera que en su origen pertenecían a la vajilla aúlica, como la pieza que ahora analizamos. (COLL CONESA, 2007: 47-48).
El conjunto valenciano demuestra la riqueza del modelo imitado. La "tradición" parece la referencia absoluta y predominan las formas abiertas, los colores, las composiciones, los temas, el trazado de motivos y los reversos melados. (ROSE-ALBRECHT,2019: 168-169).
Los recientes hallazgos realizados en talleres regionales como los de Valencia de la calle Sagunto y Denia ofrecen similitudes con nuestro ejemplar aunque no es posible una atribución directa a cualquiera de ellos. La presencia inequívoca de repie de anillo, rasgo común en las zafas de talleres regionales del final del califato, es representativa de las producciones regionales del "Sharq al-Andalus". (COLL CONESA, 2000: 269-270)
La dispersión y la variedad de estilos, dentro de un lenguaje untitario de la loza decorada en verde y negro, manifiesa su difusión temprana en el ámbito de las familias detentadoras del poder político local. BAzzana señala que existe un grupo de producciones antiguo, localizado en lugares como Almisserat, Vall de Laguart, San Antoni de Oliva, de origen desconocido y que ilustra la primera llegada de estas lozas a las tierras valencianas. Entre finales del siglo X e inicios del XI se manifiestan gran cantidad de talleres dispersos, muchos de ellos alfares desconocidos, que se distinguen unos de otros en los detalles de sus manufacturas. Se ha indicado que la descomposición del califato pudo favorecer la dispersión de los artesanos que se instalaron en los diversos reinos de taifas, aprovechando el nacimiento de estos pequeños focos de poder local que intentaban emular la corte califal. uno de estos focos sería Benetusser. (COLL CONESA, 2007: 48).
La pieza que nos ocupa forma parte de un lote de cerámica que comprende tanto vajilla de mesa como de menaje de cocina o de hogar, hallado en excavación realizada en 1.982 (1) en la Plaza de la Iglesia de Benetusser, pueblo cercano a Valencia que fue alquería musulmana poblada por la tribu bereber de los Beni-Tuzar. El lugar se identifica con la antigua alquería de Benituçen, citada en el "Llibre del Repartiment en 1238, que probablemente fue el asentamiento de la tribu de los Beni-Tuzar. Hay una notable homogeneidad en las piezas, pudiendo fecharse todas en la primera mitad del siglo XI. A finales del siglo XI y las décadas iniciales del siglo XII, por lo menos hasta la conquista de la isla de Mallroca llevada a cabo por catalanes, pisanos y provenzales en el 1114-1115 (Roselló Bordoy, 1968:57 y ss; Guichard, 2001: 82-84). Asistimos a la penetración de los grandes ataifores de pie anular, paredes abiertas, curvas y altas con bordes exvasados de sección triangular, de clara influencia norteafricana, que serán la base formal de los ataifores del tipo III según la clasificación de G.Roselló (1983). Se ha especulado sobre el lugar donde fueron fabricadas estas cerámicas pero en el estado actual de los estudios no pueden atribuirse con certeza a ningún sitio concreto, aunque sí parece fuera de duda que son de fabricación valenciana. En el momento del hallazgo ya se vió claramente que no pertenecía a los alfares cordobeses o granadinos y con posterioridad se han producido excavaciones en la zona valenciana, como los recientes de Denia que han proporcionado piezas muy similares a esta. (SOLER FERRER, 2001: 174)
Destaca en el centro de la fuente la imagen de un personaje sentado sosteniendo una redoma , circundado por una pequeña cenefa discontinua de semicírculos. Las representaciones antropomorfas en cerámica hispanomusulmana proceden casi en exclusividad de los ambientes áulicos de "Madinat al-Zahra" o Elvira, siendo por tanto muy raras, especialmente tras la caída del califato. Es una pieza indudable del llamado estilo de Madinat al-Zahra, de donde en efecto, parece derivar, sin embargo es raro en aquella producción el tema antropomorfo de hecho sólo visto en la botella de los músicos del Museo Arqueológico de Córdoba y en algún fragmento de loza dorada que, aunque hallado en aquella ciudad palatina, es de importación. El tema es mucho más fercuente en la loza fatimí coetánea y realizada en reflejo, don sí hallamos varios cuencos con figuras únicas que están bebiendo o en muchos casos tocando algún instrumento musical, todas ellas con una referencia explicita al banquete. Echamos en falta en esta figura el turbante o al menos una cinta como somero tocado, algo que es casi una constante en el arte fatimí. Otras figuras, sisn embargo aparecen destocadas en el arte hispano-musulman: un músico en laya mencionada botella de Córdoba y las más frecuentes figuras de la eboraria, como als de la arqueta de Leyre, Museo de Navarra o el bote de al-Mugira, en el Museo del Louvre, cuyas figuras, sin embargo tiene otro tratamiento. La somera orla, hecha en trazos discontinuos de ondas, tamibén remite a las piezas de Madinat al-Zahra, inspirándose en las bien trazadas medias lunas de aquellas. (PAZ SOLER, 2001: 174)
Véase el comentario de la ficha "fuente hispanomusulmana con decoración epigráfica (inv. MNCV. 6/1399)
Por otra parte, las escasas imágenes de personajes sentados a la turca, sosteniendo ampollas en la mano, son algo frecuentes en la eboraria (arquetas de Leyre, arqueta del museo Victoria and Albert y bote Davillier), y se han interpretado invariablemente como representaciones de soberanos o príncipes . En particular, el personaje de la arqueta de Leyre ha sido identificado con el califa Hisam II, teniendo en cuenta la fecha de ejecución (395H/1005 d. C.) y otros detalles. Al mismo al Hisam (976-1013 d.C.) se atribuye la imagen del almaizar de la Real Academia de la Historia, donde se le representa sentado a la turca, en posición frontal y sosteniendo la redoma en el eje del cuerpo. La mayor diferencia con la escena de Benetússer es la falta de formalización de la frontalidad del personaje, asumida como símbolo del poder, en nuestro caso. Sin embargo, la presencia de un tema tan ligado al simbolismo omeya debe hacernos reflexionar sobre el papel que la dispersión de las pequeñas cortes de los pretendientes tuvieron en la difusión de estas escenas, lo cual permitiría tal vez relacionar la imagen de Benetússer a la presencia en Valencia de Abd al-Rahman IV al-Murtadá. (COLL CONESA, 2000: 269-270).
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Bibliografía |
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