Descripción |
Azagaya de base hendida realizada sobre marfil de mamut.
La cueva de El Castillo, en Puente Viesgo (Cantabria), es uno de los principales yacimientos arqueológicos de la Prehistoria europea. Situado en una elevación caliza de forma cónica, en la cuenca del río Pas, reúne uno de los mayores depósitos arqueológicos de España, que evidencia el uso continuado de la cavidad durante al menos 150.000 años. Igualmente, posee una excepcional colección de pinturas rupestres que abarcan la totalidad del Paleolítico superior.
El yacimiento fue descubierto en 1903 por Hermilio Alcalde del Río, y excavado posteriormente por el arqueólogo alemán Hugo Obermaier, bajo el patrocinio del príncipe Alberto I de Mónaco y el Instituto de Paleontología Humana de París. Los materiales obtenidos en la excavación fueron estudiados en los años 70 por Victoria Cabrera. La cueva fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2008.
Gracias a su larga secuencia estratigráfica, el yacimiento de la cueva de El Castillo permite conocer desde el primer poblamiento humano de la Cornisa Cantábrica hasta los últimos cazadores y recolectores de la región, así como el contexto ambiental y climático de estas poblaciones, su evolución tecnológica y económica, e incluso su organización social y estructura cultural.
El Auriñaciense es el primer periodo netamente perteneciente al Paleolítico superior, y es el resultado de la llegada del Homo sapiens a Europa. Se diferencia de los periodos anteriores por un mayor uso de la industria lítica laminar (incluyendo las llamadas láminas Auriñacienses), y la aparición de una industria ósea y un arte mueble claramente definidos, destacando las azagayas de base hendida, características del periodo. En la cueva de El Castillo, el periodo auriñaciense está representado en dos niveles arqueológicos, los números 18 y 16 (llamados Auriñaciense Delta y Gamma respectivamente por H. Obermaier), datados por Carbono 14 entre hace 40.000 y 38.500 años. De éstos, el nivel 18 es el más rico en restos materiales. Entre la industria lítica, destaca la presencia tanto de útiles típicos del Paleolítico medio, como raederas y denticulados, como del superior, como raspadores y láminas Auriñacienses. También es abundante la industria ósea, representada por las características azagayas de base hendida. Los restos de fauna están dominados por el ciervo, seguido del caballo y los grandes bóvidos, mientras que también aparecen restos de rebecos, corzos, jabalíes, rinoceronte y diversos carnívoros: lobo, zorro, hiena, grandes félidos y oso. Destaca la aparición de varios restos humanos, incluyendo una mandíbula infantil, y de un resto de cachalote, así como la abundancia de aves.
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Uso/función |
Se conoce como azagaya a una punta realizada en hueso o asta de cérvido, típica del Paleolítico superior. Presentan un extremo distal apuntado y una base en el extremo proximal opuesto, de gran variedad formal: de base hendida, ahorquilladas, biseladas, aplanadas, etc. Para su uso, se enmangaban en el extremo de un vástago de madera, actuando como punta de éste. Es un útil destinado por lo tanto a las actividades de caza.
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Bibliografía |
CABRERA, Victoria. El yacimiento de la cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Santander). Madrid (m): Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1984. p. 222, figura 96:3. TEJERO CÁCERES, José Miguel. La explotación de las materias duras animales en el Paleolítico superior inicial: aproximación tecno-económica a las producciones auriñacenses en la Península Ibérica. Madrid (m): UNED. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 2010.
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