| Descripción |
La lebeta o lebes nupcial es un vaso destinado específicamente en el mundo griego a contener el agua que será utilizada por la novia en el baño ritual purificatorio. Esta forma, con asas elevadas, tapadera rematada en una pequeña lebeta y cabezas femeninas en relieve sobre el hombro, es específica de las producciones magnogrecas. Su perfil, acusadamente ovoide, la presencia de las cabezas femeninas modeladas y el estilo de las figuras permiten atribuirla al llamado Pintor CA, establecido en Cumas (Campania).
La imagen del anverso muestra una escena femenina: una mujer está sentada en tres cuartos sobre una banqueta pintada de blanco, de la que cuelga una piel de cervatillo. El torso desnudo, adornado con una banda de puntos cruzada sobre el pecho y el manto enrollado sobre las piernas, sostiene un espejo en la mano izquierda y apoya relajadamente la otra sobre el asiento. Dirige su mirada hacia una segunda mujer, de pie, vestida con peplo, ceñido con cinturón blanco, y manto blanco que rodea sus caderas y recoge en el brazo izquierdo. Sostiene un objeto, quizás un "xilófono", en su mano derecha, realizado con pintura blanca hoy perdido. Tras ella, un timiaterio realizado con pintura dorada, con pedestal cuadrangular y múltiples platillos. Del fondo cuelgan unas cintas, dos pateras y un tímpano adornado con cintas blancas.
El reverso, con una composición característica de este pintor, recoge una escena de encuentro o cortejamiento erótico: una mujer sentada hacia la derecha, completamente envuelta en su manto, brazos y manos ocultas, sostiene un objeto inidentificable realizado con pintura blanca y una patera agallonada. Frente a ella, de pie, un joven completamente envuelto en su himation, sus cabellos ceñidos con cinta blanca se acerca a la mujer para entablar el diálogo amoroso.
Ambas escenas, que ilustran el ámbito del gineceo, hacen alusión también al mundo funerario, pues sabemos que estos vasos fueron destinados a tumbas femeninas como ajuar de la difunta. Sería un regalo de boda para quien va a realizar, como hiciera Perséfone, su unión con el dios de los Infiernos en el Hades. Todo en este vaso nos conduce a la esfera de la sexualidad, de la iniciación en el amor y en la muerte, y de lo sagrado: la presencia del timiaterio o de la patera, objetos rituales por excelencia, recipientes que materializan la comunicación entre la esfera de lo humano y de lo sagrado; el espejo, reflejo de la alteridad; la repetición de las cabezas femeninas sobre el hombro o en la pequeña lebes que decora la tapadera, imágenes del ánodos, o acción de brotar, de surgir a una nueva vida en el allende.
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