Foto: Antonio Trigo Arnal

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Inventario 11038
Clasificación Genérica Cerámica; Recipientes
Objeto/Documento Pélice
Autor/a Pintor Manierista
Conjunto Ficha antigua 1ª Sección y FM; Negativo sobre acetato de celulosa y FM
Materia/Soporte Arcilla
Desgrasante cerámico
Barniz antiguo
Técnica Figuras rojas
Cocción mixta
A torno
Dimensiones Altura = 41 cm; Diámetro máximo = 28,50 cm; Diámetro base = 19,60 cm; Diámetro boca = 18 cm
Descripción Pélice de medianas proporciones, con boca ancha, diámetro máximo situado en la zona inferior del cuerpo y dos asas verticales. Las escenas que decoran el vaso están situadas en sendos paneles enmarcados por arriba por un friso de palmetas y, por abajo, por un meandro.
El tema que decora ambas caras del vaso es el rapto de Tetis. En la cara principal, la escena se centra en el momento en que el joven Peleo rodea con sus brazos a Tetis, mientras la diosa gesticula con los brazos levantados intentando oponer resistencia al rapto. El héroe trata de capturar y someter a la Nereida asiéndola por la cintura, cerrando sus brazos en un fuerte abrazo, las manos unidas como si practicara una llave propia de un atleta en la lucha. Es recurso que el joven Peleo, modelo de efebos, ha aprendido en la palestra, aunque según la tradición fue Quirón, el centauro educador de héroes, quien le aleccionó al respecto. El héroe la sujetó mientras se metamorfoseaba, y aunque unas veces era fuego, otras agua, otras un animal, no la soltó hasta verla recuperar su forma primitiva. La postura de ella, con los brazos separados, el cuerpo de frente, indica que, aun debatiéndose fieramente, ya ha sucumbido al ataque del varón y se entrega sometida. Dos de sus hermanas, Nereidas, salen huyendo en direcciones opuestas. Las tres mujeres visten finos chitones de múltiples pliegues y, sobre ellos, ligeros himatia, o mantos. Peleo viste una túnica corta de finos pliegues.
En la cara posterior, dos Nereidas acuden corriendo ante un anciano, su padre Nereo, para comunicar lo que sucede en la otra escena. La muchacha de la izquierda, recogidos sus cabellos en el sakkós, vuelve la cabeza hacia fuera, pues no puede dejar de contemplar la terrible y violenta acción. La segunda muchacha extiende sus brazos hacia su padre, quien sostiene un bastón y gesticula también horrorizado, aunque acepta la incontestable voluntad de Zeus que ha permitido y alentado esta acción. Sólo su anhelante mirada transluce la visión profética, propia de esta antigua divinidad oceánica, del destino de su hija y las consecuencias que la unión con un mortal podían deparar.
La imagen idealizada y modélica del mito se utiliza también como referencia positiva para las expectativas de la novia ante el tránsito decisivo al matrimonio: el rapto de Tetis es imagen frecuente entre los regalos nupciales, y es presentado a la novia como el episodio preliminar de un drama que culminó en la más gloriosa boda de la mitología griega. Las bodas de Tetis y Peleo sirven de modelo para los matrimonios humanos. La desposada es entregada a su esposo por aquel que tiene poder sobre ella, su padre o tutor, papel que en el mito cumple Nereo. Tetis acaba resignándose, al igual que se resigna, es decir, consiente, la novia ateniense.
Iconografia A: Rapto de Tetis; Tetis; Peleo;
B: Nereida; Nereo
Datación 470[ac]-460[ac] (mediados s. V a.C.)
Contexto Cultural/Estilo Cultura Griega
Época Clásica
Lugar de Producción/Ceca Ática
Historia del Objeto Colección del Marqués de Salamanca
Catalogador Antigüedades Griegas y Romanas
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Foto: Antonio Trigo Arnal

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