Descripción |
Representación de la Virgen de Guadalupe mediante la iconografía tradicional, que reproduce la imagen aparecida milagrosamente en el manto o tilma de Juan Diego, conservado en la Basílica de Guadalupe de México. La imagen de la Virgen centra la composición, y en los cuatro ángulos se representan cuatro escenas que narran sus apariciones milagrosas.
La Virgen se representa dentro de una mandorla de refulgentes rayos, pisando la media luna sostenida por un ángel, coronada y cubierta por un manto estrellado. Ángeles y querubines rodean la imagen y sostienen coronas, entre inscripciones relativas a la Letanía. A los pies de la Virgen, dos ángeles sostienen el rosario, asociándola a la Virgen del Rosario, y entre ellos aparecen las inscripciones "SALUS INFIRMORUM ORAPRONOBIS", "FECIT TALITEROMNINATIOS" y "REGINA SACRATISSIMROSARII".
La Virgen está flanqueada por las figuras de Santa Ana y San Pedro de Alcántara arrodilladas en actitud de veneración. En la parte superior de la composición, aparecen el Espíritu Santo y Dios Padre que, con barba y los brazos abiertos, contempla la imagen.
Según la tradición, la Virgen se apareció en tres ocasiones al campesino chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac para pedirle que encomendase al obispo, fray Juan de Zumárraga, la edificación de un templo en ese lugar. Ante la incredulidad del obispo, en su tercera aparición, ocurrida el 12 de diciembre de 1531, la Virgen pidió a Juan Diego que recogiese unas rosas florecidas milagrosamente en el cerro. Al abrir su tilma ante el obispo, las rosas cayeron y en el manto apareció impresa la imagen de la Virgen.
El culto a la Virgen de Guadalupe se extendió con rapidez por el Virreinato, primero entre los indígenas, privilegiados por la aparición a uno de ellos, y en seguida entre los criollos, que estimaron que la frase "Non fecit taliter omni nationi", pronunciada por Benedicto XIV al contemplar la imagen, implicaba el reconocimiento de la Nueva España como tierra de prodigios. La Virgen de Guadalupe fue declarada patrona de Nueva España en 1754, celebrándose su festividad el día 12 de diciembre.
Las imágenes de la Virgen de Guadalupe tienen, principalmente, una función devocional. En muchas ocasiones formaron parte de los equipajes de retorno de los funcionarios y emigrantes en Nueva España, y también fueron numerosos los encargos de algunos de ellos para sus poblaciones de origen en España.
|