| Descripción |
El trabajo de esta artista sueca es una de las propuestas más sobrias y solventes dentro del panorama de la videocreación internacional. A ella se deben obras emblemáticas dentro de este lenguaje, que le han garantizado un reconocimiento general por parte de la crítica especializada, ganando adeptos e inspirando el trabajo de otros artistas igualmente jóvenes. Varios son los enclaves conceptuales y derroteros discursivos que inspiran su trabajo y sobre los que se orquestan sus formulaciones videográficas. Entre ellos destacan: la recurrencia al universo complejo de las estrategias de poder, las contradicciones entre la esfera pública y la esfera privada y, como un elemento que sobresale siempre a modo de argumento casi obsesivo, su particular visión de la masculinidad en tanto constructo cultural sujeto a un grupo de normas cerradas e investidas de hegemonía.
Todas las nociones del poder al uso que hace circular el discurso cultural dominante en forma de recetas o prescripciones están siempre en la base argumental de su trabajo. Cada pieza es, entonces, un ejercicio de deconstrucción y de análisis crítico respecto de esas estructuras y de sus engañosas estrategias persuasivas. Las subculturas urbanas y los modelos de subjetividad que resultan de este tipo de práctica de vida, siempre en el borde y al límite de la norma y la centralidad, es otro aspecto sobre el que indaga su trabajo, buscando ese vocabulario estrictamente personal y de signo periférico que se trenza entre imagen, poder y deseo.
En el caso concreto de la pieza "Fire", tal y como hace con el resto de sus propuestas, es el imaginario y la estética del terrorismo, como mal contemporáneo que lacera todo paradigma de virtud y de convivencia, el tema que se convierte en un ejercicio de relectura y deconstrucción programática y especular. El vídeo fue realizado en el año 2005 a partir de una investigación pormenorizada en el incómodo tejido cultural mediático del espectáculo de la violencia, sobre todo de ése al que la sociedad entera se ha visto expuesta desde el 11 de septiembre.
El trazado narrativo de la obra pone en evidencia la contradicción y la paradoja de una cultura en la que, cuanto mayores son las medidas profilácticas amparadas en un modelo de vigilancia y control que incide en el ámbito de la vida privada desmantelando su órbita, mayor es el deterioro de los paradigmas de seguridad y de estabilidad provocados por la violencia desmedida. La artista advierte, incluso, de ese mecanismo esquizofrénico de la industria cultural que opera bajo la anorexia más fronteriza de la estetización de la violencia, vaciando su real contenido y procurando un estado de falta total de conciencia. (Texto de Andrés Isaac Santana, Catálogo Colección CA2M, 2010).
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