Descripción |
Joyero de metal dorado de planta hexagonal irregular con dos lados mayores paralelos, el frontal y el posterior. Presenta estrangulaciones en las paredes laterales, tapa troncopiramidal, apertura con doble charnela y bisagras, y cerradura en el frente. Decoración esmaltada en tonos metálicos de bronce, oro y plata, de caligrafía oriental estilizada sobre fondo punteado, en la pared frontal y en la posterior del cuerpo, y en la parte superior de la tapa; y de grecas sogueadas en las estrangulaciones laterales y doble friso perimetral de guirnalda floral en el borde de la tapa. Interior forrado de madera.
El joyero es una tipología vinculada al mundo femenino. Pueden estar realizados en distintos materiales como los metales preciosos, los materiales cerámicos, la madera, el marfil, e incluso el cristal, dejando visible su contenido. Sus diseños y decoraciones siguen las tendencias estilísticas de cada época. En este caso, los motivos de inspiración oriental permiten adscribirlo a mediados del siglo XIX, coincidiendo con el desarrollo de la moda orientalista.
Durante el Romanticismo se produce el auge de la coquetería femenina. La mujer burguesa, al igual que ocurre con el hombre, se preocupaba por el aspecto externo; de ahí la abundancia de adornos personales como los pendientes, los broches, los anillos, las pulseras o los collares. Estas joyas se guardaban en joyeros, objetos que en sí mismos poseían un valor intrínseco al estar realizados, en la mayoría de los casos, con ricos materiales y presentar atractivos diseños. Éstos se colocaban sobre los tocadores de las alcobas indicando el nivel económico de sus propietarias.
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