Descripción |
Monumental bloque de piedra arenisca, tallada, de morfología antropomorfa e iconografía ibérica y excepcional por su presencia fuera del ámbito geográfico de este tipo de objetos, como es el Levante.
Se trata de una estatua-estela según la denominación de I. Izquierdo y F. Arasa ("La imagen de la memoria. Antecedentes, tipología e iconografía de las estelas de época ibérica". Archivo de Historia levantina XXIII, 1999), que representa a un guerrero armado con un disco-coraza. Es una expresión artística que revela un cambio acontecido al final de la Edad del Hierro y que se asocia al "oppidum" de Túrbil ( Beire ), habitado hasta mediados del siglo II a. de C. y que fue un establecimiento principal en el somontano navarro, centro de poder político, económico y religioso. Estaba colocada en una posición extramuros del "oppidum", con la posible intención de que fuera visto por propios y ajenos a la ciudad.
El soporte de la estatua-estela es de piedra local arenisca, dura, compacta, con cemento silíceo y con algo de carbonato cálcico. Presenta morfología alargada, troncopiramidal, sección recta y acabada en busto masculino tallado a bulto redondo. Las medidas absolutas tras la restauración le dan una altura de 2,55 metros de alto, 0,86 de ancho y 0,28 de grosor medio. Presenta fuerte meteorización en aquellas partes que quedaron expuestas al ambiente, afectando al rostro. Pero por las partes mejor conservadas se puede determinar que fue realizada con un cincel o puntero de punta redondeada, que ha dejado improntas circulares y cóncavas. La técnica empleada es de relieve en el cuerpo y de bulto redondo en el cuello y cabeza.
El resultado es un guerrero de gran porte, pudiendo haber alcanzado los 3 metros de altura. Estaba armado con un disco-coraza colgado del cuello mediante correas, con rasgos reconocibles en la cabeza y cuello y con esquematización del resto de la anatomía, resumida en un bloque prismático.
El rostro es de morfología circular (44 centímetros de diámetro) y está muy desfigurado por la erosión. Se aprecia bien el ojo derecho, de 7 centímetros de ancho, entre 3 y 4 de alto y 3 de profundo. Por el contrario, no se pueden determinar las medidas del izquierdo. Tampoco conserva otros rasgos de la faz, como son la nariz y la boca, perdidas de forma natural por disolución de la roca. La oreja derecha se conserva bien, es de 12 centímetros de altura y destaca la depurada técnica de la talla de su lóbulo. La oreja izquierda conserva el volumen, pero no los detalles.
La parte posterior de la cabeza está piqueteada y consigue representar la textura capilar. En la parte superior de la cabeza se aprecian detalles en disposición radial (entre nueve y once acanaladuras de 2 centímetros de ancho y 1 de profundo), que podrían ser del pelo o de un penacho de plumas, pero que no parecen representar ningún tipo de casco.
Su cuello mide 18 centímetros desde los hombros, donde descansan las correas segmentadas, de 5-7 centímetros de ancho, que caen en V por el pecho y que sujetan el disco-coraza, mientras que por la espalda se pierden por fracturas intencionadas.
El disco-coraza, de 44 centímetros de diámetro, está simétricamente colocado en el torso y está realizado en bajo relieve en tres pisos superpuestos de discos lisos y concéntricos con un umbo central.
El resto del tronco no tiene representaciones anatómicas ni de ningún otro tipo, salvo una perforación natural que atraviesa la pieza de lado a lado a la altura de la cintura y que ha sido rebajada, quizás con posterioridad y con herramienta diferente.
Sobre su funcionalidad, J. Armendáriz propone tres posibles explicaciones para la presencia de esta estatua-estela: estela funeraria de una tumba principal, emblema identitario del grupo al que pertenece o imagen de una deidad.
Algunos detalles de esta estatua-estela, como es el disco-coraza, es muy frecuente en la estatuaria ibérica, muy presente en las tumbas aristocráticas del siglo V a. de C. y algo menos en el mundo de los celtíberos y vetones del V-IV a. de C. En cuanto al origen, hay cierto consenso en atribuirle estas armas una procedencia etrusca.
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Historia del Objeto |
Una parte de la estatua-estela fue descubierta y recuperada por J. Algarra, vecino de Olite, en 2010, que la localizó en las cercanías de Túrbil. Dado su interés, el arqueólogo J. Armendáriz, tras una prospección de la zona del hallazgo, localizó otro fragmento de la misma estatua-estela en marzo de 2012. Poco después, en mayo del mismo año, se procedió a realizar una excavación en la zona de los hallazgos, que permitió recuperar otros ochenta fragmentos y esquirlas de la pieza, determinándose con ello que el monumento fue intencionadamente troceado y machacado, cuando ya estaba caído. El remontaje de los restos recuperados permitió determinar las causas de su fragmentación: procesos naturales, extracciones de canteros mediante cuñas y destrucción intencionada y ritual, como simbolismo de la muerte de la estatua-estela, un monumento pagano y prerromano. En este último caso, como causa probable de destrucción intencionada, podría relacionarse con la introducción del cristianismo.
Tras la excavación se realizó una prospección del entorno del hallazgo, determinándose la presencia de algunos túmulos y una exedra que podrían configurar un santuario o espacio de celebraciones, del que la estatua-estela sería parte.
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