Clasificación Razonada |
La ciudad ibérica de Ullastret constituyó, entre los siglos VI y II a.C., una de las mayores concentraciones de población prerromana de la península Ibérica. El primer poblado ibérico data de la primera mitad del siglo VI a.C. y en la segunda mitad de este siglo se fortificó con una potente muralla reforzada por siete grandes torres. En la primera mitad del siglo IV a. C. el poblado se amplió hasta triplicar la superficie amurallada. Su organización urbana es propia de un oppidum, un recinto fortificado en altura, con calles adaptadas a las pendientes y las irregularidades del terreno. Con la llegada de los romanos a la zona, en el contexto de la Segunda Guerra Púnica, se inició un proceso de transformación en el sistema de ocupación y explotación económica del territorio que llevó al abandono forzado del lugar en finales del siglo III o inicios del siglo II a.C.
Se cita al médico gerundense Manuel de Chía como la primera persona consciente de la presencia del yacimiento a finales del siglo XIX y quien localizó una serie de hallazgos que fueron a parar al Museo de Gerona. Ya en 1919, Bosch Gimpera hace referencia a esos hallazgos de Ullastret en su obra de Prehistoria Catalana, donde hace un repertorio de estaciones arqueológicas de la región. Años más tarde, con la apertura de un camino en la zona, fueron recogidas varias piezas cerámicas que pasaron a formar parte del Museo de Ullastret creado años más tarde.
En los años 30 vuelve a hacerse referencia a la zona tras una visita del arqueólogo José Colominas y el arquitecto José Gudiol y Ricart. El yacimiento también fue visitado durante esos años por el arqueólogo Serra Rafols, quien intervino para evitar el expolio de los sillares de las ruinas. Fue el arquitecto Rafael Masó y Valentí quien levantó el primer croquis de la planta y llamó la atención sobre el lugar de la Comisaría Provincial de Monumentos de Gerona.
Pasada la Guerra Civil, ya en los años cuarenta y organizada la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, comenzó la campaña oficial de excavación del yacimiento de Ullastret en 1947, la primera de las muchas que se han sucedido en el tiempo hasta la actualidad. El principal elemento que se puso en el descubierto durante estos primeros años de excavaciones fue un tramo importante de la muralla que protegía el asentamiento por el lado occidental. Algunas intervenciones de investigación arqueológicas más actuales, basadas en prospecciones geofísicas y en sondeos puntuales, han permitido documentar también la existencia de un monumental foso defensivo, excavado enteramente en el sustrato rocoso, que transcurre en paralelo al trazado occidental de la muralla que constituye el sector más vulnerable de todo el recinto amurallado.
Ver Miguel Oliva, Historia de las excavaciones de Ullastret.
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