Descripción |
Aerófono de lengüeta doble tallado a navaja en una única pieza de madera de saúco con sección interna cilíndrica que coincide con la oquedad natural del tallo empleado, aunque dicha sección incrementa progresivamente su diámetro en el extremo más bajo del tubo. El extremo opuesto, en el que se alojaría la lengüeta sonora, se ha tallado exteriormente en forma troncocónica. El instrumento presenta siete orificios digitables, seis anteriores y uno posterior alto, todos ellos del mismo diámetro, ovalizados y prácticamente equidistantes. No se conserva la lengüeta sonora, que era doble y habitualmente se obtenía a partir de una lámina de asta muy adelgazada.
En Asturias, la "puntera" y otros pequeños aerófonos de distinta tipología cumplen dos funciones. En primer lugar, sirven para practicar los rudimentos de la técnica de la gaita, habida cuenta del elevado coste de este instrumento (fuentes orales refieren que equivaldría al de una vaca); en segundo lugar, se utilizan en las comparsas de Carnaval (en asturiano, "Antroxu"). En cualquier caso, puede considerarse a la "puntera" como un instrumento que mimetiza al "punteru" o tubo melódico de la gaita y que, realizado por procedimientos más sencillos, conserva varias de sus propiedades organológicas, siendo la diferencia más acusada la sección interna del tubo. El propio nombre "puntera" es un indicio de dicho mimetismo.
Tocar punteros aislados del resto de la gaita es una práctica poco documentada, aunque no inexistente. La falta de atención a este peculiar uso quizá se deba a que, salvo en el caso de las comparsas de Carnaval, el objetivo final siempre era tocar una gaita completa, por lo que el empleo de punteros sueltos tiende a percibirse como parte del aprendizaje y, por tanto, como un fenómeno de menor interés. Pero hay ejemplos de todo lo contrario, como el que proporciona Francisco Ríos, conocido en su entono como "Pachu Ríos". Había nacido en Villar de Adralés (Cangas del Narcea), de donde también era natural José Martínez González, "Maquilo" (1873 - 1958), que regentaba una carpintería en la villa de Cangas del Narcea y era, además, conocido como gaitero y artesano fabricante de gaitas. Francisco Ríos le encargó una gaita pero, a causa de una minusvalía que le impedía tocar correctamente un instrumento con todas sus partes y tubos, el resultado de su encargo fue un "punteru" provisto de una boquilla que protegía la lengüeta sonora o "payuela" y se podía tocar sin necesidad de fuelle. Francisco Ríos bautizó a este singular instrumento con el nombre de "xipla" (que en Asturias se aplica siempre a las flautas) y lo tocaba de forma autodidacta, llegando a ser conocido en la villa por su actividad como músico aficionado.
Gausón Fernande Gutierre refiere también el uso de tubos melódicos de gaita con lengüeta encapsulada en el Alto Aller, es decir, en la misma zona en la que se constata el uso de la "puntera".
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